Para Frank Oyola, jefe del Parque Nacional Cordillera Azul, su trabajo no solo es proteger la mayor cantidad de selva alta intacta en el país, hogar de plantas y animales únicos en el mundo, sino mejorar la calidad de vida de la población indígena allí asentada.
Un parque nacional es una zona intangible de uso indirecto, lo cual significa que no se pueden hacer prácticas de aprovechamiento dentro del área natural protegida.
“En el caso de Cordillera Azul tenemos dos zonificaciones que permiten a las comunidades que se encuentran dentro de la zona de amortiguamiento del área y hacen uso ancestral de recursos, que lo puedan seguir haciendo sin percances
En la cuenca del río Pisqui tenemos una zona de uso especial y en el área oeste una zona en donde las comunidades pueden ingresar a hacer actividades de caza y pesca de subsistencia básicamente”, señala en entrevista exclusiva a INFOREGIÓN.
El parque ayuda a proteger las especies que alberga. Son 45 los guarda parques que protegen poco más de un millón 300 mil hectáreas, lo cuales se encargan del control y la vigilancia, en actividades como evitar el ingreso de personas sin autorización respectiva y que puedan representar algún tipo de amenaza.
“Somos una de las áreas que tiene el mayor porcentaje de conservación, el 98.99% del área conservada”, refiere con orgullo.
“Este trabajo es posible gracias a un convenio con el Centro de Conservación, Investigación y Manejo de Áreas Naturales (CIMA) que nos apoya en el tema logístico y trabaja con las poblaciones asentadas en la zona, en educación ambiental y ordenamiento territorial”, comenta.
“En estos diez años de creación del parque hemos visto que la propia población tome la iniciativa de destinar terrenos a la conservación, lo cual es un resultado palpable, tangible, en donde la población ya entendió que conservar le va a garantizar la permanencia en el lugar”, señala Frank Oyola.
Cordillera Azul no tiene la categoría de bosque de protección pero genera ocho cuencas que son contribuyentes tanto para la cuenca del Huallaga como para la del Ucayali, constituyéndose en una fuente de agua muy importante para las poblaciones asentadas en ambas vertientes de estos ríos.
Uno de los esfuerzos grandes que hace Cordillera Azul conjuntamente con CIMA es concientizar a los inmigrantes nuevos que vienen con prácticas diferentes a la población de la selva, “lo que nos trae un trabajo constante para que sean parte de esta educación ambiental que venimos realizando en las zonas de amortiguamiento de las áreas”, refiere el funcionario.
También se busca mejorar la calidad de vida de la población: “Venimos trabajando con comunidades indígenas en la cuenca del Pisqui, en la parte este del área, en donde las madres de familia se dedican al bordado y estos diseños han sido presentados a diseñadores reconocidos en el país y el extranjero, quienes hacen aplicaciones y los comercializan en carteras, vestidos y otros productos que ellos elaboran y otras comunidades a quienes se les ha apoyado para que participen en Expoamazónica en la ciudad de Pucallpa”, según dice.
“También brindamos asesoramiento técnico a una asociación de cacaoteros y ayudarlos a buscar un mercado para que ellos puedan vender su producto con un mejor precio”, agrega.
Y con relación al turismo, indica que “las poblaciones que están asentadas en las zonas de amortiguamiento aún no tienen el concepto de turismo y por lo difícil que es acceder al parque aún no reúnen las condiciones para brindar ese servicio, eso lo vamos a ir trabajando con la población poco a poco en la medida que ellos vean que el turismo también les puede generar un ingreso adicional. Hay un lema que siempre repetimos, el parque nacional es de todos y todos somos el parque”.
El Parque Nacional Cordillera Azul (PNCAZ) está ubicado entre los ríos Huallaga y Ucayali, en los departamentos de San Martín, Loreto, Ucayali y Huanuco con una extensión de 1’353,190.85 hectáreas.
Su principal objetivo es proteger una serie única de especies, comunidades biológicas y formaciones geológicas típicas del bosque montano y premontano de la Cordillera Azul. Asimismo, su presencia resguarda las cabeceras de cuenca que brindan agua a toda la zona adyacente.
Su impresionante belleza se debe en parte a sus particulares características geográficas. Su pronunciada gradiente altitudinal, desde la selva alta hasta el llano amazónico, alberga diversos tipos de ecosistemas con una riqueza biológica de valor global. Esto permite la concentración de una diversidad de flora y fauna única donde también se encuentra un alto número de especies endémicas de la región.
