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jueves 25, diciembre 2025
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Marc Dourojeanni reabre debate sobre vigencia de la Ley Forestal

El Servicio Nacional Forestal y de Fauna Silvestre (Serfor) aceleró en las últimas semanas el proceso de consulta del Reglamento de la Ley Forestal y de Fauna Silvestre. Al respecto, Marc Dourojeanni, destacado especialista en temas forestales afirma que “el reglamento de una ley que no sirve, tampoco va a servir”. El debate sigue candente.

El especialista en temas vinculados a la Amazonía de Perú y Brasil, Marc Dourojeanni, respondió en exclusiva a InfoRegión, las inquietudes sobre los avances del Gobierno en materia forestal, en un contexto amplificado del tema, como es la Vigésima Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP20), celebrada en nuestro país del 1 al 12 de este mes.

InfoRegión: ¿Cuánto hemos avanzado con la Ley Forestal y de Fauna Silvestres, y su reglamentación?

Marc Dourojeanni: No puedo hablar de la situación del reglamento pues desconozco lo avanzado. Pero he estudiado la ley y, como dicho en reiteradas oportunidades, dudo que sea aplicable y que contribuya a resolver la deprimente situación actual del sector forestal nacional. El reglamento de una ley que no sirve tampoco va a servir. En principio, el reglamento no puede “enderezar la plana” a la ley.

La nueva ley es apenas una réplica de las anteriores y de sus copiosos reglamentos, apenas con nombres cambiados, con muchos adornos, abuso de palabras y expresiones políticamente correctas, pero que concretamente significan muy poco. Recuérdese que esas leyes fueron cambiadas precisamente porque no funcionaron.

El tema central es el principio de las concesiones o contratos. Después de medio siglo de aplicar infructuosamente el criterio de que la explotación de los bosques naturales públicos debe hacerse en la base a ceder bosques a empresas privadas, transfiriéndoles también la responsabilidad del manejo, debió pensarse en una alternativa completamente diferente. Por ejemplo, en la que el Estado se reserva la responsabilidad del manejo subastando anualmente los volúmenes que los privados extraerán bajo las reglas prescritas. Así es en gran parte de los países desarrollados desde hace siglos y funciona bien. Los bosques naturales son recursos de utilidad pública mucho más por los servicios ambientales que generan, que por la madera y otros bienes que producen. Esa es una razón de más para que el Estado no se exima de su papel de gestor directo del recurso forestal.

Le dirán que la ley garantiza eso. Es verdad que declara eso, pero en la práctica esa misma ley cede millones de hectáreas de bosques a empresas cuyo único interés es el lucro a corto plazo, explotando el recurso en forma agotante debajo de un barniz de “manejo sostenible” mentiroso, corruptor y, además, incontrolable habida cuenta de la vastedad del ámbito y de la limitada capacidad del gobierno.

Pero lo mencionado es apenas una entre muchas otras debilidades e inconsistencias de la nueva ley, sobre lo que he ya he escrito decenas de páginas y que no cabe reproducir aquí.

InfoRegión: ¿Cuáles son los nudos en el tema forestal?

Marc Dourojeanni: Los hay numerosos y de categorías muy diferentes. Los hay externos como la deforestación, que elimina cientos de miles de hectáreas de bosque por año, que es realizada por campesinos migrantes y agricultores en general, sin respetar ninguna norma legal ni pauta técnica. Los gobiernos asimismo son responsables de mucha destrucción de bosques debido a la falta de planeamiento con la que realizan obras públicas como las carreteras o por su doble e irresponsable actitud frente a problemas socioeconómicos como la minería “informal”.

Otro nudo importante es la desproporción que el propio Gobierno establece entre el área forestal a ser manejada y su capacidad institucional. Carece de personal y medios suficientes, pero abre enormes extensiones a la explotación en todos los confines de la selva, sabiendo perfectamente que no puede controlarlas. Ese mismo tipo de problema se da entre el nuevo servicio forestal, relativamente bien equipado en Lima, pero sin ningún poder real para intervenir en el manejo de los bosques, lo que queda totalmente en las manos de los gobiernos regionales que no tienen capacidad instalada y, claro, del sector privado que se aprovecha bien de la situación.

Otro problema nunca resuelto es la actividad de los pequeños extractores que, tal como los mineros “informales” (en realidad ilegales), compiten deslealmente con la empresa forestal establecida y que ni siquiera disimulan obedecer cualquier pauta de manejo. Ellos, tanto como los concesionarios, junto con los gobiernos que permiten alegremente que eso ocurra, son responsables de la tremenda degradación del bosque que existe en el Perú. Muchos de los bosques que a simple vista parecen estar bien, en realidad, han sido maltratados durante décadas y han perdido muchos árboles valiosos y parte de su fauna en etapas sucesivas. Organizar los pequeños extractores en cooperativas o empresas, que obedezcan a las mismas reglas que son válidas para todos, es esencial parta el futuro del bosque. Pero nada en la nueva ley permite suponer que ese tema será abordado seriamente.

Y, apenas por mencionar otro nudo, debe mencionarse que esta ley, como las precedentes, no ha creado incentivos para la explotación forestal sostenible ni para la reforestación. En eso el Perú nunca dio el paso que dieron, décadas atrás, países como Chile, Brasil y Argentina. La cuestión forestal en el Perú apenas es usada para discursos rimbombantes. Ningún gobierno le ha  dado verdadera importancia pues, lo cierto, es que a la población tampoco le importa. Eso es otra consecuencia de la limitada y distorsionada educación pública que impartimos.

InfoRegión: ¿Cree que debemos aplicar un nuevo enfoque en el tema forestal, más relacionado con los servicios ecosistémicos?

Marc Dourojeanni: Yo estoy convencido que la legislación forestal debe ser completamente rediseñada partiendo de un nuevo enfoque que contemple, entre otros, los elementos antes mencionados. Pero, por encima de todo, la nueva legislación debe olvidar para siempre el anticuado concepto de que el bosque natural es un proveedor de madera y que ese es su valor principal.

Ya está sobradamente demostrado que los bosques naturales son y serán cada vez más importantes por los servicios ambientales que prestan que por sus productos como madera. Más aún, también hay evidencias que en el futuro mediato el valor económico del bosque, en términos de renta para los que los poseen, serán mayores en términos de precios, tarifas o cupos de agua, de carbono, de otros elementos de los ciclos bio-geo-químicos y de otros servicios, incluida la conservación de los suelos y de la diversidad biológica que en madera u otros bienes. Dicho de otro modo, un bosque en pie será mucho más valioso que toda la madera que se le pueda sacar.

La madera que la sociedad continuará necesitando vendrá cada vez más de las plantaciones forestales, tanto exóticas como nativas, y del manejo de la vegetación secundaria. Se necesitan grandes volúmenes de madera barata, por ende de rápido crecimiento y cultivadas con alta tecnología. La madera de bosques nativos será artículo raro, de gran lujo y alto precio. Esa reforestación debe conducirse en los millones de hectáreas ya deforestados e improductivos que cubren parte considerable de la Amazonia peruana. Pero, antes, hay que resolver otro nudo: concluir el proceso nunca seriamente abordado de titulación de tierras y de saneamiento de la propiedad rural en la Selva.